lunes, 8 de marzo de 2010

La vida del músico – Parte 1




Todo el mundo tiene claro que es lo que hacen los músicos: música. Parece una boludez, y si, lo es, pero hay muchas otras cosas que la gente en general desconoce de la vida de los músicos. Por empezar, ser músico no es estar chingui chingui con la guitarra todo el día, o aporreando un set de tambores carísimo que solamente sirve para joder a los vecinos. Dedicarse a la música hoy en día es una odisea, con sus puertos buenos y sus puertos malos. Voy a proceder a explicar más o menos el proceso:

Fase 1: Interés
Lo primero de todo es escuchar música. De otra manera es difícil que surja un interés hacia la misma. Dado esto, tiene que producirse un interés especial por reproducir alguno de los elementos de esta música, como ser la voz, la guitarra, la batería, entre los más populares. Es entonces donde uno empieza a prestar especial atención a los sonidos provenientes del instrumento que más le atrae, y de cómo lo ejecutan diversos artistas. Esta fase en realidad jamás termina, por más que la persona se dedique toda su vida a la música, esa inquietud normalmente nunca cesa.

Fase 2: Empezar a tocar
Ahora lo peor. Cuando vas a decirle a mamá y papá que queres un instrumento, no es tan sencillo. Ojo, hay muchos padres que incentivan a sus hijos a que hagan música y los apoyan, incluso, en muchos casos hasta OBLIGAN a sus hijos a tocar un instrumento, pero estos jamás prosperan musicalmente (aunque sean buenos), debido a la ausencia total y fundamental de la Fase 1. Volviendo al tema, vas a decirle a tus viejos que queres tocar un instrumento, y estas son más o menos las respuestas que te van a dar, para cada instrumento que propongas:

Voz: Bueno, buscate un profesor y anda a estudiar (No les jode porque no te tienen que comprar nada)
Guitarra: Pero mira que te tenes que dedicar, si no vale la pena. (Aquí los padres temen el capricho y se asustan ante una potencial compra totalmente en vano)
Bajo: No te gusta más la guitarra? Para que queres algo que ni se escucha?
Batería: Estas en pedo. Además ya te compramos la guitarra y lo único que te RASGUEAS son las bolas.

Obviamente, lo que tus papis piensan de cada instrumento no es su musicalidad, sino su capacidad para hacer kilombo. Una batería es sinónimo de kilombo absoluto e imparable. Ocupa mucho espacio, junta mucha mugre (Excepto la de Santino, porque su pieza es una burbuja XD) y hace muchísimo mas ruido de lo que tus padres, e incluso vos, esperaban. Cuando yo les pedí a mis viejos una batería, a los 14 años, la situación económica estaba jodida (recién se había devaluado la moneda, a principios del 2002), y gracias a eso la pudieron pilotear para que no me la compre. No fue hasta 5 años después, a los 19, que me la pude comprar, ahorrando y mangueandole a mis viejos, obviamente. Para esa época, yo estaba dedicándome al canto hacia 3 años, y haciendo alguna que otra presentación chiquita hacia 1 año. Tener la batería me devolvió la ilusión primigenia que sentí a los 14 años, pero nunca me dediqué al 100%. Mas adelante la cambié definitivamente por el bajo, ya que controlar ese instrumento me dejaba seguir cantando, estar adelante de todo en la escena, y tener que lidiar con una persona menos a la hora de hacer una banda. Lo cómico es que cuando le dije a mi viejo que quería ser baterista, el intentó disuadirme para que toque el bajo, y yo le dije que ni loco XD

Fase 3: Empezar a estudiar
Tenes tu instrumento. Te costo mil debates con tus viejos, tuviste que romper el chanchito, pero ya esta, ya no sos un ser humano común y corriente, ahora tenes una guitarra. El ser músico no te da un status social diferente, pero si te da algunos privilegios, que capaz explico después.
Con tu instrumento en la mano, te vas a anotar en una escuela de música, o con un profesor particular. Lo primero que pasa cuando vas de un profesor, es que te das cuenta de lo poco que entendes de música. Llegaste como el Rey Arturo, con tu Texas Stratocaster cual Xcalibour, y ahora te sentís Bobby Goma con una escoba en la mano. Los profesores intimidan, porque son tipos grandes, con muchos años de experiencia y práctica, que obviamente saben más que vos sobre todo lo que vos pensaste que la tenias clarísima porque te gustaba la música y tenías la viola. Ahora estas frente a una persona que sabe mas que vos sobre: el instrumento y su ejecución, marcas de instrumentos, estilos de instrumentos, historia de las bandas y los estilos, como es estar en una banda, como es tocar en vivo, y mas importante, ya supero la gran mayoría de los trastornos psicológicos que te genera la música, los cuales comienzan a invadirte en este preciso momento.

Fase 3b: Frustración.
Ya saliste de tu primera clase, y ves todo diferente. Viste como tu profesor la rompía utilizando técnicas que ni sabias que existían, y en cambio a vos no te salen ni 4 acordes. Llegas a tu casa, y te pones a hacer los ejercicios, solamente para que te pase esto:



Al principio parece imposible. Los primero días que arranques con un instrumento NI PREGUNTES “como me esta saliendo?”, porque obviamente vas a estar haciendo cualquier asquerosidad menos música. Tocar un instrumento es ir por un camino largo y sinuoso, que debe ser caminado con calma. La frustración es un sentimiento que, en mayor o menos medida, siempre anda persiguiendo al músico, porque siempre hay alguien que toca algo que vos no podes, o que hace algo que a vos no te sale. Hasta Jhon Petrucci se debe sentir frustrado por alguna cosa, no tencica, quizá creativa, o lo que sea. Pero la frustración no es mala, porque es lo que nos motiva a ponernos un objetivo y esforzarnos por mejorar y alcanzarnos. La gente que no cree que le falte nada a su forma de tocar, se estanca.


En la próxima entrega: “Armando una banda” y sus respectivos kilombos.

Sparks

viernes, 26 de febrero de 2010

Biografia parte 1

Para continuar con lo de la identidad difícil, se me ocurrió contar un breve parte de mi biografía.

De pequeños casi todos tenemos dificultades para socializar, y desarrollar una buen manejo de este tipo de relaciones suele ser un proceso prolongado, que se suele mas o menos concluir casi en la adultez, o en muchos casos la gente jamás llega a manejarlo y se acostumbra a vivir con sus dificultades, terminando mas o menos de esta forma:




Hoy en día la figura del ser “huraño, antisocial y sensible” ha sido utilizada inescrupulosamente por los “Emo”, personajes que, a pesar de su teóricas condiciones “antisociales”, terminan conformando grupos de gente relativamente grandes, cuyos integrantes son consumidores compulsivos de la tecnología, el “mainstream” musical (fíjense los términos que manejo. Re chetos) y una vestimenta total y absolutamente estereotipada. No confundamos “antisocial” con “adolescente con problemas de identidad e identificación de grupo”. Este último síndrome lo tiene o lo tuvo TODA la gente. Que no lo hayan padecido es otra cosa. A veces, uno encuentra su “tribu urbana” (termino totalmente erróneo) mucho antes de que se le despierte el conflicto de identificación, como suele ser el caso de los chicos que hacen deportes desde la niñez, y luego crecen y siguen inmersos en ese, su ámbito social que los cobija. Después esta también el caso intermedio: el loco que BUSCA su grupo, incorporándose a alguno de los “paquetes sociales” mas populares, como el “bolichero”, algún grupo basado en géneros musicales (los mas comunes: rolinga, metalero, cumbiero…) Me refiero a este caso como “intermedio”, ya que si bien el sujeto no se incorpora de manera natural en el paquete y debe esforzarse y padecer un poco a la hora de ingresar (muchas veces hay que pagar derecho de piso), no llega a tener la angustia del “¿QUÈ soy?, porque aunque aun no pertenezca, sabe a donde quiere pertenecer.

En mi caso particular, existieron los dos fenómenos. Soy una persona que tiene algo de antisocial, que muchas veces busca el estar solo, porque es la manera en la que me siento cómodo para muchas cosas; o en otros casos, suelo tener una aversión importantes por TODOS los “paquetes sociales”, incluyendo lo míos propios.

Ahora; yo también fui adolescente y también tuve problemas identificación (combinación explosiva con el “me cae mal casi todo el mundo”, o también llamado “el síndrome social de la gata flora”: quiero pertenecer, pero son todos unos giles!).

Recuerdo como inició todo. Yo era pequeño, apenas empezaba el jardín de infantes, y también empezaban los conflictos humanos. El recuerdo mas antiguo que tengo de mi vida pertenece a ese momento: yo estaba en el jardín, mas específicamente en el arenero, jugando con algo que yo recuerdo como una palita y un balde, cuando un chico de la salita mas grande irrumpió en mi tierna fantasía infantil para, impune, despojarme de los juguetes que estaba utilizando. Así empezaba, a mis 2 añitos.

Mas adelante, hasta preescolar creería yo, la verdad es que era bastante forro. Tengo el recuerdo (y siempre cuento la historia culpando a la maestra, aunque la verdad, no me acuerdo la posta) de haber sido mandado al rincón en preescolar por no querer tomar el té. O sea, si no tengo hambre no tengo hambre, no rompas las bolas. A mis casi 22 años, lo digo seguro y altivo, pero la verdad, es que no me acuerdo si a la maestra le fui educado o le dije “O sea, si no tengo hambre no tengo hambre, no rompas las bolas.” En ese caso, tengo merecido el rincón, y le pido disculpas a la seño Sandra. [En caso de que yo haya sido educado, seño, sepa que le guardo un gran desprecio].

Pongo en duda todas estas situaciones, porque si bien no me las acuerdo enteras, tengo memoria de otras en las que si me fui al carajo y pagué, dejando abierta la posibilidad de no haber sido el inocente en las que no recuerdo bien.

Más de grande, como a los 8, encontré mi lugar en la sociedad: al costado. A mi no me intereso jamás lo que les interesaba a todos, y odiaba tener que dedicarme a ello, y que encima los demás te bardeen para que te esfuerces porque a ellos si les importaba. El caso mas claro es el fútbol. A esa edad, tenia que pasar 4 horas semanales en la clase de gimnasia (que era 10 minutos de correr y estirar, y jugar al fútbol durante 110 minutos, duraba 2 horas cada clase). El fútbol siempre me pareció una cosa aburrida, prefería otra actividad, como simplemente correr o, mejor aun, quedarme en mi casa a jugar al SEGA. Mi nulo e inexistente interés se veía reflejado en mi desempeño deportivo, lo cual alteraba a mis compañeros emocionalmente. Para ellos, cada partido era una batalla épica entre el bien y el mal, donde se debatían la supremacía social del grado en cada tiro al arco. Eso me parecía aun más idiota todavía. Yo nunca dije que lo que yo quería hacer (boludear al extremo y darle al video juego) sea la posta y sea lo mejor del mundo, pero un gil que porque erras una pelota se calienta como si le hubieses pegado a la madre y encima te trate de idiota y de incapacitado, no es algo que me motive. Pero bueno, todo cambia, y en mi defensa, quiero decir que con el tiempo me adapte. Con el paso del tiempo, los partidos de fútbol para mi también se volvieron una batalla épica, no entre el bien y el mal, sino entre yo mi mis compañeros. Nunca fui un buen jugador de fútbol, así que poco podía hacer parar darle masa a los opositores; por eso, tuve que recurrir a algo mucho más sucio y divertido: sabotear a mi propio equipo. Las estrategias mas comunes eran “no llegar” a ninguna pelota (siendo defensor o arquero, o sea que nos entraban todas) y mandarla siempre afuera cada vez que la tocaba. La mejor era meter algún gol en contra, ese era el tiro de gracia, pero lamentablemente no lo podía hacer seguido porque: a) como era re malo jugando, me salía mal el intento b) el arquero las atajaba, y c) se iban a dar cuenta de que los estaba jodiendo y me iban a cagar a trompadas mal, además de que el profesor seguro alguna sanción me ponía. Mis compañeros pensaban que yo era un pelotudo, yo pensaba que ellos eran unos pelotudos. Ellos eran los “in” en el curso (que a esa edad es el mundo), y yo, como una letra, como un símbolo, encontré mi identidad en la oposición con los demás componentes del sistema al que estaba integrado, así que fui lo “out” desde ese momento.

[Texto en tiempo real: acaba de venir un amigo exclusivamente a decirme “Mati, vos tenes menos fútbol que la revista Cosmopolitan” El loco no tiene ni idea de que precisamente estaba escribiendo sobre eso en este momento.]

La dejo acá. En otro post continuare contando las idas y venidas de mi vida, quizá, tal vez, si me viene en Ghana

Sparks

domingo, 21 de febrero de 2010

Discurso inaugural (y no es el de Barthes)

Hola a todos. Bienvenidos a la apertura de este blog.

¿Cómo surge cdtrucho.blog? Hay momentos en la vida de cada persona, en el que la angustia, las grises elucubraciones mentales generadas por la combinación explosiva entre una situación social sofocante y la naturaleza depresiva del ser humano, despierta en el mismo la necesidad de plasmar sus sentimientos y paradigmas internos en algún soporte menos perecedero que èl mismo (situación que también lo angustia). Algunos elijen la pintura, otros el cine, otros el baile, otros la música, y otros elegimos la escritura. Todo esto con el simple pero complejo objetivo de sentir que al termino de nuestra existencia física como individuos, algo quedara de nosotros. Ese objetivo me llevó a crea un blog, para compartir mis creaciones y sentimientos con el mundo, y ese blog… ese blog es otro, porque este lo hice para subir todas boludeces.

Estuve 45 minutos buscándole nombre al blog. Se me ocurrieron un montón que estaban buenísimos, como “tu vieja”, “la escoba”, “la chispa”, “pastando” y muchos otros que, en la mayoría de los casos, tenían 1, 2 o ninguna publicación y fueron creados hace varios años. Quiero agradecerle a toda esa gente por quemar nombres buenos al pedo. (Algunos de los mencionados si están activos y parecen piolas. Digo parecen porque están en otros idiomas y no entiendo ni jota de lo que postean).

Al encontrarme en esta situación, decidí no echarme atrás, porque eso seria triste y patético, y me aprecia que era poco marketinero para el blog. Así que me detuve un rato a observar en derredor, intentando encontrar inspiración en la naturaleza. La naturaleza falló en todos los casos, y herví de ira porque seguía queriendo ponerle “tu vieja” al blog. Ahora enojado con la naturaleza (como todo hombre moderno y geek), busqué entre la mugre del escritorio algún nombre; lo único viable, conciso y simple que encontré fue un “cd trucho”, y así quedó. Dudé, y todavía dudo, pero de lo que estoy seguro, es de que no le iba a poner “impresora”, “parlantes” ni “monitor” al blog (además, seguro que ya los habían usado).

Esto fue el “cd trucho” para la consola Blogspot. Espero que les haya gustadoo… chau.


Sparks


EXTRA: hay que hacer un grupo en el facebook y juntar gente para que los de Microsoft cambien el diccionario de Word, porque estoy hinchado las bolas de que cuando pongo el corrector de texto, me salta “axial” antes que “así” y me hace tardar más!